Todas las personas sudamos, es un proceso regulador de la
temperatura corporal, al hacer deporte o en verano se suda más porque el exceso
de calor se contrarresta evaporando agua por las glándulas de nuestra piel,
principalmente en axilas y regiones genitales aunque en realidad, toda la
superficie de la piel es capaz de transpirar y eliminar calor.
Las personas deportistas deben hidratarse correctamente
antes, durante y después del ejercicio, especialmente en verano para
contrarrestar las pérdidas de líquido que se producen al sudar durante el
ejercicio. Hay personas que sudan poco y en invierno pueden prescindir
del desodorante, pero la transpiración es inevitable y saludable, la ausencia de sudor es producida por una enfermedad genética
en la que las personas no tienen glándulas sudoríparas y origina graves
problemas en la vida cotidiana.
¿Sabes que cualquier persona suda medio litro diario de
media al día, cantidad que puede aumentar en verano y climas húmedos?
El olor del sudor no es desagradable al principio, está
compuesto principalmente por agua, el mal olor se produce al cabo de unas horas
cuando las bacterias normales de la piel descomponen los componentes orgánicos
del sudor en pequeñas moléculas de ácidos grasos de olor desagradable. Con el agua y jabón, mantienes limpia la zona, pero al
volver a sudar el proceso se repite y sería necesario lavarse cada dos horas
para evitar situaciones delicadas.
Los desodorantes son un aliado imprescindible en nuestra
higiene diaria y cumplen dos funciones: la primera, es la de eliminar o
neutralizar las bacterias para evitar que actúen sobre el sudor; la segunda, es
aromatizar tu piel sin enmascarar el mal olor a sudor. Pero no olvides que actúan
sobre un cuerpo limpio y que no debes eliminar la ducha diaria previa al
desodorante.
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