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viernes, 29 de julio de 2016

La adicción del alcohol

Científicos descubrieron que el cerebro de la gente que bebe en exceso parece ser particularmente receptivo a los compuestos que provocan la sensación de placer y recompensa tras una bebida, aunque esto se sospechaba desde hace décadas, es la primera vez que un estudio logra observarlo en el cerebro de seres humanos.

Estudios en el pasado llevados a cabo con animales han mostrado que el abuso del alcohol produce cambios químicos en el cerebro que incrementan la tolerancia y la dependencia a la sustancia. Hasta ahora no se ha logrado entender cuáles son los mecanismos biológicos que intervienen en estos cambios de la estructura cerebral y que hacen que un individuo tenga la necesidad compulsiva de seguir bebiendo.

Igual que otras sustancias adictivas, como la cocaína y las anfetaminas, el consumo de alcohol provoca la liberación de endorfinas, unos compuestos químicos opioides que se adhieren a receptores en los centros de recompensa del cerebro provocando la sensación de placer que produce el alcohol.

Sin embargo, cuantas más endorfinas se liberaban en la corteza orbito frontal, mayor es el sentimiento de intoxicación que experimentan los bebedores excesivos. Pero esto no lo experimentan los no bebedores.

Esto muestra cómo las endorfinas contribuyen a largo plazo al abuso del alcohol y cómo la liberación de grandes cantidades de endorfinas provoca que la bebida alcohólica sea más placentera, lo cual a su vez contribuye a querer beber más.

Esto indica que los cerebros de los bebedores excesivos o bebedores con problemas van cambiando en una forma que los hace encontrar el alcohol cada vez más placentero y esto puede ser la clave de cómo se desarrolla, en primer lugar, el problema del alcohol. Porque ese sentimiento cada vez más grande de recompensa los hace tomar cada vez más.


En conclusión el cerebro tiene un equilibrio de sustancias químicas y el alcohol altera ese equilibrio.

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