Científicos descubrieron que el cerebro de la gente que bebe
en exceso parece ser particularmente receptivo a los compuestos que provocan la
sensación de placer y recompensa tras una bebida, aunque esto se sospechaba
desde hace décadas, es la primera vez que un estudio logra observarlo en el
cerebro de seres humanos.
Estudios en el pasado llevados a cabo con animales han
mostrado que el abuso del alcohol produce cambios químicos en el cerebro que
incrementan la tolerancia y la dependencia a la sustancia. Hasta ahora no se ha
logrado entender cuáles son los mecanismos biológicos que intervienen en estos
cambios de la estructura cerebral y que hacen que un individuo tenga la
necesidad compulsiva de seguir bebiendo.
Igual que otras sustancias adictivas, como la cocaína y las
anfetaminas, el consumo de alcohol provoca la liberación de endorfinas, unos
compuestos químicos opioides que se adhieren a receptores en los centros de
recompensa del cerebro provocando la sensación de placer que produce el
alcohol.
Sin embargo, cuantas más endorfinas se liberaban en la
corteza orbito frontal, mayor es el sentimiento de intoxicación que experimentan
los bebedores excesivos. Pero esto no lo experimentan los no bebedores.
Esto muestra cómo las endorfinas contribuyen a largo plazo
al abuso del alcohol y cómo la liberación de grandes cantidades de endorfinas
provoca que la bebida alcohólica sea más placentera, lo cual a su vez
contribuye a querer beber más.
Esto indica que los cerebros de los bebedores excesivos o
bebedores con problemas van cambiando en una forma que los hace encontrar el
alcohol cada vez más placentero y esto puede ser la clave de cómo se
desarrolla, en primer lugar, el problema del alcohol. Porque ese sentimiento
cada vez más grande de recompensa los hace tomar cada vez más.
En conclusión el cerebro tiene un equilibrio de sustancias
químicas y el alcohol altera ese equilibrio.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario